sábado, 27 de febrero de 2016

¡QUÉ PENA!

Me niego a llamarlos barones; no soporto el borregismo español, ni siquiera en las formas y modos de expresarse en modas o modismos. Un partido de creencias republicanas (para mí la República no es una forma de Estado sino una forma de ciudadanía crítica, participativa, portadora de derechos y, sobre todo de deberes, en una sociedad democrática y en libertad) no se merece tantas simplezas de los plumillas de turno; nunca en España hubo tan bajísimo nivel de la prensa española como en la actualidad... 
No sé a quién se le ocurrió llamar baronías a formas territoriales de contraponer frente al poder central; en cualquier caso, nunca fueron solidarias, salvo excepciones. Por eso, y es verdad, el PSOE es el partido que mejor ha representado lo que es España, un país que al cabo de tantos años sigue sin estar articulado como debiera, con grandes diferencias territoriales en cuanto a nivel de renta per cáspita y bienestar, y con permanentes amenazas de huidas hacia adelante con el fin último de romper su unidad territorial, movimientos contracorrientes dado el imparable ya proceso de mundialización de toda actividad humana y cuando se ha demostrado la inoperancia del 'anclen' estado-nación...
En cualquier caso, la dirección del PSOE, por mor de la escasa solidaridad de aquellos territorios con poder, se vio obligada a tirar por las de Villadiego con el fin de sacar adelante las propuestas que considera oportunas, dado ser el órgano de dirección política de aquel partido. Y así, convocó al modo referéndum los acuerdos firmados con Ciudadanos...
Lo he dicho en varias ocasiones: El PSOE no es un partido asambleario; esta propuesta sólo lo es en clave de contrapoderes internos. Por tanto, mi denuncia del circo y mi sorpresa ante una realidad: los líderes territoriales del PSOE debería dedicarse a ser más solidarios para con la dirección federal y no meros defensores de sus ombligos... Y para nota los que se autoproclaman líderes de corrientes que aprovechando lo del Pisuerga se salen de la ribera del río...
¡Qué pena!

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