Acaba de entrar en el salón del mar de enfrente, donde mi oficina-bar, un señor de aspecto anglosajón, vestido de verano y es idéntico a Ian Gibson...
Y he recordado a Lorca inevitablemente. Hablar de Gibson es entrar en Granada, en la Huerta de San Vicente, en el Albaicín, en el Paseo de los Tristes (hermoso nombre para un paseo de Granada)...
Y he recordado que lo matamos; sí, en plural; soy cómplice si no lo digo: ¡ya está bien de ponernos estupendos y no asumir la culpa colectiva como pueblo, como sociedad que somos, aunque nos pese...!!!
No fue nuestra generación la que lo mató; pero sí nuestros antepasados que no supieron entenderse en momentos difíciles de nuestra historia...
¿Por qué nos empecinamos en repetirla a diario?
¡Ya está bien de nuestro quijotismo y de nuestra mentira!!!!
Y he recordado a Lorca inevitablemente. Hablar de Gibson es entrar en Granada, en la Huerta de San Vicente, en el Albaicín, en el Paseo de los Tristes (hermoso nombre para un paseo de Granada)...
Y he recordado que lo matamos; sí, en plural; soy cómplice si no lo digo: ¡ya está bien de ponernos estupendos y no asumir la culpa colectiva como pueblo, como sociedad que somos, aunque nos pese...!!!
No fue nuestra generación la que lo mató; pero sí nuestros antepasados que no supieron entenderse en momentos difíciles de nuestra historia...
¿Por qué nos empecinamos en repetirla a diario?
¡Ya está bien de nuestro quijotismo y de nuestra mentira!!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios