Si alguna lección nos deja el recientemente pasado siglo es la muerte de las ideologías socializantes y totalitarias. Fracasó el fascismo como fracasó el comunismo, y ambos dejando un enorme coste en vidas humanas, en miserias inhumanas, en hambre y terror, y en miedos y en espantos...
La crueldad fue su forma; la imposición, sus maneras. La muerte y el horror, su bandera...
Lo que no acabo de comprender es que aún hoy ambas ideologías -fracasadas y condenadas por la historia y la humanidad decente que sobrevivió a ellas y a sus maneras- tengan adeptos y relatores, sobre todo en el comunismo, disfrazado hoy de falsa socialdemocracia y con críticas al "sistema", como si ellos no formasen parte del propio 'sistema', ese eufemismo para echar balones fuera y quitarse responsabilidades. Por cierto, hablaremos del "sistema" en otro post.
Sólo me queda pensar que detrás de aquellos que aún defienden los espacios intelectuales del comunismo sólo hay miserias humanas personales. Porque, ¿qué sería de tanto profesor de universidad sin tener que escribir y publicar libros defendiendo lo indefendible, por ejemplo?
¿Acaso tienen otro nicho de negocio en el establecimiento?
¿Cómo explicarse a ellos mismos que se han dejado engañar?
Ah!, ¡mejor seguir la estela, erre que erre, que pararnos a pensar en nuestro fracaso intelectual, moral, personal y profesional!
¿Cómo presentarnos ante los demás?
Ya hubo puertas para el tránsito: eurocomunismo, abogados y otros afamados dirigentes que dejaban las disciplinas y se incorporaban o iban en listas socialistas, cambios de siglas y de inicios de cambios internos (IU, escisiones, etc)... Pero ese tren ya pasó...
Ah!, mejor nos subimos a Podemos... Lo nuevo... Y lo recomponemos... Y vamos de modernos de nuevo... Y seguimos con el business: conferencias, libros, espacios mediáticos...
Sí, hay muertos que se niegan a morir aunque ya no tengan vida.
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