LO QUE ME QUEDA DE MIS DÍAS... Teu nome por mar e terra...
Hay semanas que empiezan bien; sobre todo, por oportunas: necesitaba ya algo de luz...
Y así, hoy, en la mañana, en este comienzo de semana, supe, al fin, de alguien que hacía mucho tiempo ya que no sabía, alguien a quién amé tanto que aún amo todavía: cuando se ama una vez, de verdad, se ama ya para siempre...
Y como ya he votado (esto de votar por correos es una delicia para los que vivimos lejos de nuestra circunscripción electoral: sigo censado en Sevilla), el próximo viernes, en la tarde, iniciaré un nuevo viaje a las tierras de Rosalía de Castro, por donde siempre aspiro regresar y revisitar mis lugares, aquellos donde me calmo de tanta podredumbre moral como la que nos atosiga en este incio de milenio...
Ya antes de la nueva partida, este jueves, asistiré a un concierto de músicas portuguesas en el Teatro Cervantes de Málaga, esas músicas que me atan a una ciudad, a un país, a un paisaje donde también se calman mis dolores; y para el fin de semana, al día siguiente, ya iré oyendo compases como estos que me llevarán poco a poco acostumbrando a territorios y sonidos que persigo en la distancia... Serán más o menos dos semanas, (a costa de mis vacaciones anuales, eso que las conquistas sociales consiguieron para los trabajadores y que muchos, ahora, quieren terminar también con ellas). Iré equipado de armamento tecnológico al modo de cordón umbilical para con todos; e iré narrando lo que sientan mis ojos como necesario y vital...
Hay semanas que empiezan bien; como hay otras que nunca debieran haber empezado; pero eso ya es olvido, que sólo existe para lo que no queremos ni podemos recordar...
Y gritaré, al fin de nuevo, el 'teu nome por mar e terra'...
Y ya oigo estos hermosos sonidos, tan puros como mi Galicia...
Hay semanas que empiezan bien; sobre todo, por oportunas: necesitaba ya algo de luz...
Y así, hoy, en la mañana, en este comienzo de semana, supe, al fin, de alguien que hacía mucho tiempo ya que no sabía, alguien a quién amé tanto que aún amo todavía: cuando se ama una vez, de verdad, se ama ya para siempre...
Y como ya he votado (esto de votar por correos es una delicia para los que vivimos lejos de nuestra circunscripción electoral: sigo censado en Sevilla), el próximo viernes, en la tarde, iniciaré un nuevo viaje a las tierras de Rosalía de Castro, por donde siempre aspiro regresar y revisitar mis lugares, aquellos donde me calmo de tanta podredumbre moral como la que nos atosiga en este incio de milenio...
Ya antes de la nueva partida, este jueves, asistiré a un concierto de músicas portuguesas en el Teatro Cervantes de Málaga, esas músicas que me atan a una ciudad, a un país, a un paisaje donde también se calman mis dolores; y para el fin de semana, al día siguiente, ya iré oyendo compases como estos que me llevarán poco a poco acostumbrando a territorios y sonidos que persigo en la distancia... Serán más o menos dos semanas, (a costa de mis vacaciones anuales, eso que las conquistas sociales consiguieron para los trabajadores y que muchos, ahora, quieren terminar también con ellas). Iré equipado de armamento tecnológico al modo de cordón umbilical para con todos; e iré narrando lo que sientan mis ojos como necesario y vital...
Hay semanas que empiezan bien; como hay otras que nunca debieran haber empezado; pero eso ya es olvido, que sólo existe para lo que no queremos ni podemos recordar...
Y gritaré, al fin de nuevo, el 'teu nome por mar e terra'...
Y ya oigo estos hermosos sonidos, tan puros como mi Galicia...
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