LO QUE ME QUEDA DE MIS DÍAS...
¡Cuán hermosa es tu vega, oh Padrón, oh Iria Flavia!
Mas el calor, la vida juvenil y la savia
que extraje de tu seno,
como el sediento niño el dulce jugo extrae
del pecho blanco y lleno,
de mi existencia oscura en el torrente amargo
pasaron, cual barrida por la inconstancia ciega,
una visión de armiño, una ilusión querida,
un suspiro de amor...
(Rosalía de Castro- Orillas del Sar)
En pocos días recuperaré aquellos paisajes, aquel Padrón, aquella Iria Flavia, aquel Santiago de Compostela, donde nació Rosalía, y por donde siempre acudo; por donde siempre recalo...
Y también, en pocos días, me reconciliaré con parte del mundo; aquel que me recoge siempre que me hallo perdido.
Pocas cosas llevaré; sólo las suficientes para regresar sin ira...
Mientras tanto, reconforta leer siempre a Rosalía; como reconforta, también, el talento de gente joven como esta:
¡Cuán hermosa es tu vega, oh Padrón, oh Iria Flavia!
Mas el calor, la vida juvenil y la savia
que extraje de tu seno,
como el sediento niño el dulce jugo extrae
del pecho blanco y lleno,
de mi existencia oscura en el torrente amargo
pasaron, cual barrida por la inconstancia ciega,
una visión de armiño, una ilusión querida,
un suspiro de amor...
(Rosalía de Castro- Orillas del Sar)
En pocos días recuperaré aquellos paisajes, aquel Padrón, aquella Iria Flavia, aquel Santiago de Compostela, donde nació Rosalía, y por donde siempre acudo; por donde siempre recalo...
Y también, en pocos días, me reconciliaré con parte del mundo; aquel que me recoge siempre que me hallo perdido.
Pocas cosas llevaré; sólo las suficientes para regresar sin ira...
Mientras tanto, reconforta leer siempre a Rosalía; como reconforta, también, el talento de gente joven como esta:
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