jueves, 1 de marzo de 2012

LA EXPERIENCIA DE MUNDO; LA SABIDURÍA DE VIDA... SUS ASUNTOS...

Amanecí sobre un mar calmado de azules y quieto en su enormidad. Y con esa misma calma (el mar siempre me relaja) fui repasando mientras conducía (también con calma), cómo a lo largo de la historia el conocimieto humano y científico se ha ido transmitiendo de una a otra generación en lo que se ha considerado el desarrollo de una sociedad concreta; sin embargo, el hombre, como colectivo, y sobre todo, individualmente, comete siempre los mismos errores, cayendo en contradicción con la acumulación histórica del conocimiento científico. Pero claro, sería una contradicción suponiendo que el conocimiento humano (no profesional) del mundo, de la vida y los asuntos, fuese científico; es decir, susceptible de demostración empírica y/o en laboratorio...

Y es que el conocimiento humano (no profesional) no sólo no es científico, sino que cada ser humano tiene su conocimiento del mundo, de la vida y de los asuntos, en función de lo vivido y cómo lo ha vivido, dejando para los científicos el aspecto profesional al que obliga fragmentar dada la abundancia del conocimiento acumulado a lo largo de la historia. Conocimiento que siempre admirábamos en gente multidisciplinar, como Leonardo da Vinci, por ejemplo, por su enorme capacidad de ser muy bueno, profesionalmente, en diversos campos del arte y la ciencia; pero es que, por entonces, el conocimiento científico era muy limitado; con posterioridad vendrían los grandes desarrrollos de aquel conocimiento científico hasta nuestros días, y donde es necesaria una especialización cada vez más concreta para entender el mundo, la vida y los asuntos al modo empírico y científico...

Y en esta realidad, en esta diversidad humana ante el mundo, la vida y los asuntos, es donde radica la compleja y diferente visión que cada hombre tiene frente a todas las demás visiones; porque cada vida es una vida sentida y vivida de manera diferente, y cada experiencia de vida la es para con un mundo distinto...

Y esa es la grandeza de la vida: la unicidad, la verdad, de cada ser humano frente al mundo, ante la vida, y para con los asuntos...

Camino de la oficina, esta mañana, cuando la mar estaba quieta y amanecía calmada de azules pensaba estas cosas; y, cómo no, en tí, que tampoco hoy te nombro...



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