sábado, 10 de marzo de 2012

LO QUE ME QUEDA DE MIS DÍAS....

LO QUE ME QUEDA DE MIS DÍAS (Sábado 10 de marzo de 2012)

ERA LA MAÑANA
Tomo churros exquisitos que me saben a gloria. No son horas. Pero qué más da... Es la ventaja de los días de descanso: también lo son para los horarios y las costumbres...
Lo que no varía, aunque no sea ya costumbre sino necesidad, es pensarte como te pienso...

La soledad, cuando es buscada, deseada, es una delicia. Pero cuando es impuesta es como una cárcel y un ahogo: nos faltan aires y libres.
Claro que lo peor de lo peor es sentirse solo acompañado del motivo de nuestra soledad...
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ERA LA TARDE
Ya en casa, tras tertulia sabatina. Como presagiaba, los cielos se han roto y los celestes de sol se abrieron de par en par: hace una tarde vestida de primavera; después del descanso, iré al mar: visitarlo es ya una costumbre necesaria...

Y era la tarde que se iba y bajé a rescatarla al mar. Pero ya se la lleva el crepúsculo para no regresar sino mañana, para cuando el día se canse de luz...

Y había surfistas. Había vientos. Había pasión por el mar...

Y habia torres vigía ancestrales... El mar y sus cosas son eternos...

Y la tarde tardaba mientras la muchedumbre del mar me cubría las espaldas...

Y las palmeras elevaban a los cielos mis sombras...
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ERA LA INCIPIENTE NOCHE
De regreso del mar (y eso que iba abrigado) me siento "con el cuerpo cortado". Y el termómetro me lo señala: tengo décimas... El viento es traicionero y la tertulia sabatina fue al aire libre, aún con sol...
Definitivamente, qué mala salud de hierro tengo...

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