LO QUE QUEDA DE UNA HUIDA...
Y así, en escasos minutos, iniciaré mi eterno recorrido sentimental... No hay prisas; como si el tiempo detenido anduviera quieto y eternamente en silencio: nada puede estropear este espectáculo para esta alma ansiosa de compasión...
En la tarde, despediré a la sobrina que regresa a sus labores; quizá mañana alcance Gijón a través de Mondoñedo, donde aquel afamado Obispo y donde Cunqueiro...
Para entonces, seré más dichoso...
Espero.
(P.D. Como asturianos y gallegos anduvieron por aquellas tierras, qué mejor unificar sus sonidos con aquellos que tanto supusieron en sus vidas...)
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