domingo, 20 de noviembre de 2011

YA ESTABA DESCONTADO, PERO...

Se filtran las encuestas y se corroboran los temores. Ya lo teníamos descontado, pero sigo sin entender -y nunca lo descontaré- a mis conciudadanos. Algo no cuadra: o yo estoy muy lejos de la realidad en todo (a veces me digo que afortunadamente) o los españolitos han perdido no sólo la cabeza, sino también, la compostura, la decencia y los sentimientos...
Algo hay de todo en estas Españas de pandereta, devotas de Frascuelos y de Marías, envidiosa y meapilas, como nos recordaba Machado hace ya tanto, y que hoy nos traía nuestra querida Gira... O será el sino español, eso que llamo lo rancio y lo siniestro de las Españas, algo parecido a una inmensa mediocridad colectiva que se recrea en su vejación y podredumbre moral; una moral históricamente miserable y cruel para consigo misma.
A muchos, ya antes, les dolía España; a mí me hace ser cada vez extraño de ella y más ermitaño en mi exilio interior, cual lobo estepario arruinado de la inteligencia necesaria para entender al vecino fanfarrón (se reproducen como hormigas y en fila), y rodeado de grandes miserias inconfesables...
¡Que les den!...

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