sábado, 19 de noviembre de 2011

MIS MUERTOS, Y MIS VIVOS...

La mañana llegó tarde en su grisura; no llueve, pero lo intenta con amenazas de los cielos rotos en celestes claros... La luz tamiza la claridad de la mañana que se pasea triste como un pañuelo con lágrimas... Son los días de este otoño que no termina de sobresaltarnos en pálpitos, de quebrarnos la mirada, de negarnos hasta la nada... Y son los temores, inciertos como un pozo, profundos como un mar... Y en este sinvivir transito y sobrevivo; acojo y amo; sin apenas fuerzas; sin apenas penas... Sólo nos dejan la queja...
Y me refugio, así, sin apenas fuerzas, sin apenas penas, con la queja, en lo que siempre tengo a mano y llevo conmigo como los inhaladores. Son las vidas de otros; los tiempos de otros; los libros de otros; los poemas de otros; las canciones de otros: Son mis muertos; y son mis vivos... 
¡Tan leales!... ¡Tan míos!....

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