viernes, 9 de septiembre de 2016

ESPAÑA: PRE-TODO

(I)
Sostengo que la democracia no es sólo el derecho de la ciudadanía a votar cada cuatro años y elegir así a los representantes políticos que serán los encargados de administrar los bienes y servicios públicos y a velar por los derechos -y los deberes- de aquella ciudadanía a la que aspiran a representar.

Más allá de una escrupulosa división de poderes (legislativo, ejecutivo y judicial), como garante de una verdadera democracia, la existencia o no de cauces democráticos por donde vehicular los diferentes matices, intereses y todo tipo de corporativismo, tanto propios como ajenos, es fundamental para catalogar como democrática a una sociedad y/o a un pueblo...

Y así, como quiera que aquella articulación de derechos y obligaciones ciudadanas en nuestra sempiterna España deja mucho que desear debido a su escasa articulación social y a los casi nulos cauces de participación ciudadana, habrá que concluir que la actual vertebración social de los españoles es pre-democrática, pero-moderna y pre-de recibo...

Y es que una larguísima dictadura, después de un golpe de estado militar y su consiguiente y terrible guerra civil, tras siglos de feudalismo, es de todo menos gratuita...

(II)
Mientras nuestra sociedad, la española, siga siendo pre-democrática y pre-moderna, los ciudadanos no alcanzaremos la mayoría de edad como tales... Y esto bien lo saben los grandes duopolios y oligopolios de sectores estratégicos, como las telecomunicaciones y/o las compañías de suministros energéticos. 
Y así, los nulos derechos de aquella ciudadanía, ante los abusos de estas compañías suministradoras de servicios, no son de recibo y sólo responden a la debilidad democrática de aquella nuestra ciudadanía.
Lo dicho: somos una sociedad pre-democrática y pre-moderna.


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