Ater, en la tarde, estuve en mi pueblo, Coín... Y como siempre, llegando a sus cercanías, a la derecha, se divisa una gran parte del Valle del Guadalhorce, quizás su parte más hermosa; al menos, la parte más eterna en mi memoria... Y como siempre, también, se me van los ojos un poco a la derecha de Coín, y, al fondo, donde se ven unos montes, unas colinas, unos límites que señalan un territorio; donde un lugar, una tierra que amo; como se ama lo que somos, de una manera inevitable...
Sí, yo amo aquellas tierras, las de Coín, las de Tolox, las de La Vegueta...
"Amo a la tierra. Me siento ligado a ella en todas mis emociones. Mis más lejanos recuerdos de niño tienen saber de tierra. Los bichos de la tierra, los animales, las gentes campesinas, tienen sugestiones que llegan a muy pocos. Yo los capto ahora con el mismo espíritu de mis años infantiles. De lo contrario, no hubiera podido escribir Bodas de Sangre. Toda mi infancia es pueblo. Pastores, campos, cielo, soledad. Sencillez en suma".
FEDERICO GARCÍA LORCA
Sí, yo amo aquellas tierras, las de Coín, las de Tolox, las de La Vegueta...
"Amo a la tierra. Me siento ligado a ella en todas mis emociones. Mis más lejanos recuerdos de niño tienen saber de tierra. Los bichos de la tierra, los animales, las gentes campesinas, tienen sugestiones que llegan a muy pocos. Yo los capto ahora con el mismo espíritu de mis años infantiles. De lo contrario, no hubiera podido escribir Bodas de Sangre. Toda mi infancia es pueblo. Pastores, campos, cielo, soledad. Sencillez en suma".
FEDERICO GARCÍA LORCA
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