martes, 10 de junio de 2014

DECEPCIONAN LOS HOMBRES QUE LAS APLICAN, NO LAS IDEAS

Siempre he intentado ser crítico hasta con lo que he dicho cinco minutos antes; tanto que quizás por eso soy de ideas fijas: una vez demolida por la crítica toda apariencia de verdad, lo que queda de todo ese proceso, esa es mi verdad; y de ahí la fijeza de mis posiciones, aparentemente invariables, pero que provienen de un proceso demoledor y cruel para con ellas...

Esa ha sido casi siempre mi forma de elaborar mis pensamientos, mis posiciones, mi actitud ante el mundo y sus cosas; hablo de convicciones, de ideas, de lo profundo, de lo que nos lleva y mueve. Y así, reconozco que mis convicciones son profundas, como profundo es el método a través del que se han ido formando y se forman aún, pues nada hay invariable...

Y así, siempre he distinguido lo que son mis convicciones políticas y sociales y lo que ha sido su puesta en práctica por otros hombres que también las comparten a través de la acción política concreta llevada a cabo por ellos. Y si sigo creyendo que en el mundo de hoy -y en el de ayer-, sólo el socialismo democrático es la verdadera ideología, propuesta o alternativa real que puede cambiar la realidad social, al compaginar libertad y democracia con solidaridad, buscando siempre la igualdad de oportunidades, única igualdad por la que vivo y creo, también tengo siempre en cuenta que por mucho que los hombres que las ponen en práctica metan la pata, la mano y el corazón, y nos defrauden, no por ello dejaré de seguir pensando como pienso y de tener intactas mis profunda convicciones políticas; entre otras cosas, porque también tengo siempre presentes el momento histórico en el que vivo, la realidad que me rodea, el mundo en el que sigo, y, sobre todo, la decepcionante siempre condición humana y sus ilimitadas transformaciones...

En suma: mis convicciones son las que son; y no son profundas por invariables; es que siempre se están consolidando (ya se sabe: el método crítico permanente) en su constancia...

Y decir, por último, que lo que sí me asombra, y lo diré con toda su crueldad, es ver a hombres y mujeres que son lo que son y han alcanzado todo lo conseguido gracias a la acción política de unos hombres y mujeres que tuvieron que ponerse manos a la obra y aplicar aquellas sus ideas, más allá de tantos errores y tantas fullerías, más allá de todo y de todos, y que sean ahora los más devastadores enemigos de aquellas ideas que si tuvieron alguna vez no debieron ser profundas ni sólidas...


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