viernes, 13 de junio de 2014

SAN ANTONIO DE LISBOA

Aquel 13 de Junio de 1888, hace 126 años, en Lisboa, nació Fernando Pessoa. Aquel día nadie podía saber que había nacido el más grande escritor, pensador, poeta de la modernidad de toda la Iberia...
Sólo los años, y tras su muerte, pudo el mundo descubrir su inmensidad, su altura, su infinita magnitud como poeta, como hombre sensible, delicado de salud, atento al mundo, y desdichado por tanto...
Sólo fue feliz en soledad, escribiendo, pensando, sufriendo...
Dejó un obra descomunal, en un baúl, donde fueron cayendo papeles inagotables de belleza, de exquisitez, de una privilegiada visión del mundo, la de los sentidos, la de las honduras del alma...

Y hoy, 13 de junio, es el día de San Antonio de Lisboa (murió en Padua, pero nació en Lisboa), el santo de la ciudad eternamente blanca, el patrón de Lisboa, la Lisboa exquisita y popular, ciudad cosmopolita y pueblo, inocente de fronteras, ciudad que amo y persigo cual peregrino henchido de fe y gozo ante su presencia!!!...
Ojalá pronto en Lisboa; y tomaré sardinas asadas por Alfama, cerca de La Sé, al lado de Casa dos Bicos, donde #Saramago habita al fin!!!...

Felicidades a todos los Antonios de mi vida (tantos entre mis gentes)!!!...
Y felicidades, Lisboa: pronto volveré!!!...
Y muchas felicidades, querido poeta en tu 126 aniversario de vida!!!...
Ojalá todos los hombres del mundo pudieran leerte; inmediatamente después serían, todos, mejores personas y el mundo sería distinto; menos cruel, menos bárbaro... Más libre, más humano...
Y más digno.

Ven a sentarte conmigo, Lidia
a la orilla del río.
Con sosiego miremos su curso
y aprendamos que la vida pasa,
y no estamos cogidos de la mano.
(Enlacemos las manos.)

Pensemos después, niños adultos,
que la vida pasa y no se queda,
nada deja y nunca regresa,
va hacia un mar muy lejano,
hacia el pie del Hado,
más lejos que los dioses.

Desenlacemos las manos,
que no vale la pena cansarnos.
Ya gocemos, ya no gocemos,
pasamos como el río.
Más vale que sepamos pasar
silenciosamente y sin desasosiegos.

Sin amores, ni odios, ni pasiones
que levanten la voz,
ni envidias que hagan a los ojos
moverse demasiado,
ni cuidados, porque si los tuviese
el río también correría,
y siempre acabaría en el mar.

Amémonos tranquilamente,
pensando que podríamos,
si quisiéramos,
cambiar besos y abrazos y caricias,
mas que más vale estar sentados
el uno junto al otro
oyendo correr al río y viéndolo.

Cojamos flores, cógelas tú y déjalas
en tu regazo, y que su perfume suavice
este momento en que sosegadamente
no creemos en nada,
paganos inocentes de la decadencia.

Por lo menos, si yo fuera sombra antes,
te acordarás de mí
sin que mi recuerdo te queme
o te hiera o te mueva,
porque nunca enlazamos las manos,
ni nos besamos
ni fuimos más que niños.

Y si antes que yo llevases el óbolo
al barquero sombrío,
no sufriré cuando de ti me acuerde,
a mi memoria has de ser suave
recordándote así, a la orilla del río,
pagana triste y con flores en el regazo.

Ricardo Reis






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