Dicen que una mala noche la tiene cualquiera; pero ya llevo unas cuantas derrotas en toses imposibles que acaban en tinieblas...
-¡Ay!, cuando te falta el aire, la vida, lo ser: ¡Maldita seas, mala salud de hierro, que me persigues a deshoras!!!
-¡Ay!, para cuando este domingo, que daban de aguas, amanece en luz y me llega amarillo sobre el mar que me espera siempre en ese lugar donde mis ojos y hacia donde corren mis manos para testimoniar el asombro: ¡Dios te salve, muchedumbre de luz y de infinitos azules sobre tus profundas aguas, donde la nada!... Allí, donde todo empezó...
-¡Ay!, para cuando este domingo, que daban de aguas, amanece en luz y me llega amarillo sobre el mar que me espera siempre en ese lugar donde mis ojos y hacia donde corren mis manos para testimoniar el asombro: ¡Dios te salve, muchedumbre de luz y de infinitos azules sobre tus profundas aguas, donde la nada!... Allí, donde todo empezó...
Dicen que una mala noche la tiene cualquiera; pero un día casi último de enero, como este que me empuja, sólo unos pocos lo podremos gozar, a pesar de ya muchas malas noches de ausencias de vida, de aire, de ser...
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