domingo, 15 de enero de 2012

EL ESTADO MODERNO, EN DECLIVE EN EUROPA

El Estado moderno se sustenta en tres grandes poderes: Moneda (política monetaria), Ejército (defensa) y Política Exterior (el lugar en el comercio internacional).
Desde que ingresamos en la Unión Europea hemos ido perdiendo estos tres poderes, y lo peor, sin control democrático por parte de los representantes de los ciudadanos, al transferirlos a instituciones de mayor ámbito sin control ni poder efectivo sobre los mismos: la peseta ha sido absorbida por el euro, y el Banco de España ha perdido su poder en favor del Banco Central Europeo, que ha sido dotado de un estatuto de independencia sui géneri y del que se pavonea, sin control democrático alguno, y al que sólo se le han otorgado competencias para la lucha contra la inflación, dejando las políticas anticíclicas fuera de su competencia.
Por otro lado, los ejércitos se han integrado en el mando único de la OTAN, que trasciende el espacio europeo.
Por último, la política exterior ha sufrido también de transferencias de poder de decisión hacia la Unión Europea y donde también se ha mantenido cierta opacidad ante la falta de control democrático por parte de los representantes de la ciudadanía europea: el Parlamento Europeo es una institución que sólo sirve para colocar a elefantes políticos nacionales; eso sí, bien pagados, no vaya a ser que se les ocurra reclamar competencias legislativas propias de un sistema democrático comm´il faut....
Y justamente esta realidad es la que hace que hoy los estados democráticos europeos, no sólo están atados de pies y manos, es que han perdido su razón de ser, y en vez de ser los protagonistas de la realidad, son sus víctimas. Sólo un verdadero estado federal europeo podrá reconvertir la situación de enormes déficit democráticos que padece la actual estructura política de la Unión Europea.
Por tanto, España ya no es un Estado democrático; es un socio comercial de un espacio económico donde priman los intereses meramente comerciales y financieros, frente a unos ciudadanos que asisten atónitos a unas transferencias de poder democrático hacia arriba y hacia los de siempre, y sin vislumbrar siquiera la única solución posible: reconvertirlo todo en un verdadero Estado Federal, donde los representantes de la ciudadanía tomen el poder y sus controles frente al poder de los grandes operadores y corporaciones financieras internacionales.
En suma, ni ZP en su día, ni Rajoy, harán nada, más allá de decir que sí a todo lo que decidan los que dentro de ese poder más solvencia tienen para ejercerlo. Mientras tanto, podemos seguir aquí con el juego entre Rubalcaba y Chacón, o si Arenas o Grinán...
¡Qué triste!: seguimos sin enterarnos de nada...
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