NUNCA SALGO DE TI...
Nunca salgo de ti; ni siquiera para olvidar que nunca salgo de ti...
Tampoco a ti te gustaba, por entonces: bastaba que te insinuara un olvido para negarme tus ojos,
desolados y tristes de intenciones inciertas y ocultas....
Sí, tus ojos verdes, inmensos de mar, me radiografiaban siempre;
como también siempre supieron de su magia imperecedera:
-¡osado y torpe!, gritaban siempre al mirarme...
O quizá todo fue un juego para que nunca salieran de mi, como ya nunca yo salgo de ti; y para recrearme, así, de nuevo, en la melancolía de una tristeza en gris y atardecida de luna...
Nunca, nunca salgo de ti, que hoy tampoco te nombro...
Nunca salgo de ti; ni siquiera para olvidar que nunca salgo de ti...
Tampoco a ti te gustaba, por entonces: bastaba que te insinuara un olvido para negarme tus ojos,
desolados y tristes de intenciones inciertas y ocultas....
Sí, tus ojos verdes, inmensos de mar, me radiografiaban siempre;
como también siempre supieron de su magia imperecedera:
-¡osado y torpe!, gritaban siempre al mirarme...
O quizá todo fue un juego para que nunca salieran de mi, como ya nunca yo salgo de ti; y para recrearme, así, de nuevo, en la melancolía de una tristeza en gris y atardecida de luna...
Nunca, nunca salgo de ti, que hoy tampoco te nombro...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios