martes, 17 de enero de 2012

MATEO HA LLEGADO AL MUNDO

Hoy, en la mañana primera, ha venido una nueva criatura al mundo. Hoy ha venido al mundo Mateo, mi nuevo sobrino-nieto madrileño, hijo de mi adorable sobrina Ana Gamboa García, una mujer elegante, alta, guapa y hermosa, como un ciprés en primavera a la sombra de una muralla; pero sobre todo, mi sobrina Ana es una bellísima persona, y que, en esa edad ya de la madurez, aún posee el encanto de cierta inocencia y capacidad para todos los asombros, esa cosa tan necesaria para afrontar la vida y sus asuntos (sin pasarse, en su justa medida, pues de lo contrario no se es maduro; más bien se juega a maduro, sin serlo, como tantos que conocemos)... Su pareja, Rubén -sin boda, con sólo lo que importa, el afecto y la ternura-, y con la que lleva una eternidad (creo que desde que eran adolescentes), siempre fue uno más de mis sobrinos, y, comm´il faut, exquisitamente bueno y bellísima criatura...
Enhorabuena sobrinos; la familia, y el mundo, estamos de celebración: hoy, en la primera mañana, me llamó mi hermana, la abuela de Mateo, para darme la buena nueva...

Muchas veces, las más de las veces, cuando viene al mundo una nueva vida pienso en el terrible escenario que les vamos a dejar. Claro que, en esa incertidumbre de vida, de mundo, todo seguirá más o menos igual y hacia no sabemos dónde ni hasta cuando, me digo... Recuerdo que, cuando yo ya no era tan pequeño, cuando ya supe que el mundo tenía una larga historia (la primera vez que ves el mundo te crees que nació contigo), me tranquilicé: -si me equivoco me corregirán los mayores, me decía entonces... Aún no sabía -lo supe poco después (en esto fui siempre un adelantado, quizá para mi infelicidad)- que el hombre repetía la historia y tropezaba más de dos veces con la misma piedra, cosa que ni las burras del campo de Tolox hacían cuando caminaban por aquellos caminitos, aquellas veredas, cuando nos llevaban equipajes, y helados-polos en neveras de corcho, y comidas a los niños del campo, donde la era que trillaba el trigo y el garbanzo, al lado del arroyo de adelfas, debajo del huerto, al final de los olivos... Y donde el paseo de cipreses que llegaba al rancho de la casa, aquel que al divisarlo nos sobrecogía siempre en su hermosura...

No sé si el mundo que dejaremos será más habitable o no para criaturas sensibles como Mateo (viniendo de donde viene, saliendo de donde sale, así lo será: la genética es poderosa siempre); pero de seguro que si no lo es para tí, Mateo, aquí estaremos, tu gente, para ayudarte a entenderlo...
Porque lo que nos pasa muchas veces es que no queremos ver la realidad y, claro, no hay más ciego que el que no quiere ver, como dice la sabiduría popular, la eterna, la permanente, la contrastada una y otra vez... Y sí, el hombre es posible que algún día cambie; pero nos seguirá costando esfuerzos colectivos...

Hoy, 17 de enero de 2012 ha venido a la vida, al mundo, Mateo. Con nombre de Apostol, de seguro que nos aleccionará pronto a los escépticos y nos hablará de sus ilusiones, y de sus aprendizajes primeros, olvidando que ya hicimos ese camino antes... No dejaremos por ello de ser tan escépticos, pero de seguro que se nos aparecerá una sonrisa, o quizá una lágrima; en cualquier caso, nos conmoverá cualquier gesto de ternura que nos traiga cual evangelio... 
Y es que la fuerza de la vida es su inexplicable atadura...

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