lunes, 9 de enero de 2012

LARGA TRAVESÍA DEL DESIERTO

Se inica hoy el año laboral, tras tantos días de fiesta y de derroche de obviedades. Un año que se presagia difícil y torpe para con lo colectivo.

Dicen que el mundo ha cambiado, y yo niego la mayor: si acaso, el mundo ha regresado a sus modos más oscuros, a los territorios que creímos superados, y a las formas que soñábamos ya del pasado e irrepetibles en el futuro... Y, como siempre, ¡qué grande fue nuestra equivocación y qué enorme nuestra ilusa creencia en la capacidad de la inteligencia y de la solidaridad!. Una vez más, caímos en las redes del poder de la sinrazón, como tantas veces a lo largo de la historia del hombre...

En cualquier caso, habrá que intentar sobrevivir; y para ello habrá que protegerse con escudos, tendremos que hacernos de protectores, de corazas, de armaduras morales (algunas físicas también, por si acaso), con el fin de intentar salir de estas con la menor afectación posible; aunque mucho me temo que el daño moral, el que importa, el hondo, ya está hecho...  Porque en esto sí que hemos cambiado: cuando los de arriba pierden tanto y tan claramente la decencia y las formas, los de abajo pierden peligrosamente el respeto y el fondo de las cosas del mundo; y como siempre, el respeto se pierde con el de al lado, nunca para con el de arriba, al que no se accede. Una convivencia, para con tus semejantes y para con los rechazables de arriba, que será difícil de recuperar en el respeto y la estima necesarias.
Larga será, pues, la travesía del desierto moral que se nos avecina, amén del páramo estético y de raciocinio que ya hemos empezado a transitar...

Sí, el mundo no ha cambiado; sólo se desmorona, y tú (que hoy tampoco te nombro) y yo no sabemos cómo sobrevivirnos en paz y en libertad...
Afortunadamente, nos quedan paraísos, playas, ciudades y besos...


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