martes, 24 de enero de 2012

MAS REFLEXIONES...

Ser de derechas cuando se forma parte del establecimiento que produce las grandes desigualdades del mundo, no sólo no sorprende, sino que es lo habitual. Pero ser de derechas, siendo joven, por muy desencantado que se esté de las experiencias de la izquierda en el poder, y no siendo parte del establecimiento que produce las grandes desigualdades del mundo sino, todo lo contrario, formando parte de las grandes capas sociales afectadas por aquellas desigualdades, por muy acomodados que se esté relativa y comparativamente para con el mundo más cercano, no sólo es decepcionante (¿cómo serán cuando sean adultos y crezcan en escepticismos?), sino que lo considero insolidario y, por tanto, amoral, más allá, además, de ser tremendamente ridículo.

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