Eran gaviotas blancas, no palomas negras... Sostenidas en los cielos por los aires venteados de la mañana, se elevaron, al pronto, con su quietud de clara huida... Sonaban entonces palomas negras en la voz de Lila Downs; mientras tanto, las gaviotas blancas alcanzaban el mar plateado de este prodigioso amanecer de julio en el Mediterráneo de nuestros días...

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