viernes, 30 de julio de 2010

CRÓNICAS DE UN PEREGRINO EN ROADSTER (14)...


Una fijeza:
Sostengo que viajar no sólo te abre la duda; además, te impone el temor a la banalidad de nuestra verdad cotidiana...
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Antes de ayer, visitamos la casa del siglo XVII de unos amigos de Pontevedra, que fue propiedad de la Iglesia antes de la desamortización. A través de unos campos tan rudos y elevados como hermosos, aparecimos en un soberbio valle cercado por río y piedra, donde el pasto, y donde árboles frutales y castaños... Y nos sobrecogió de pronto un enorme sentimiento de sosiego y de bienestar: ¡cuánta belleza produce siempre la conjunción de lo construido por el hombre con sus manos y la siempre dadivosa naturaleza! Mirad esta casa del siglo XVII; imaginadla sin piscina... ¡Ya veo a los monjes cultivando cereales y pastoreando el ganado!... Y a la hora de comer, al refrectorio, que rehabilitado nos asombró a los presentes...
Amanece un nuevo día luminoso en las Rías Baixas, cuando mi alma aún está disfrutando de aquel paisaje sosegado y hermoso de la casa de campo de nuestros afortunados amigos gallegos...

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