Siguen las mañanas lentas de luz tras amaneceres cansados de fuerzas escasas y agotamientos visibles... Como si le estuviera doliendo una pena al día, que se inició, de nuevo, melancólicamente triste...
Y entonces, para entonces, no olvidamos que siempre se puede volver a la oscuridad; allí, a las zonas recamadas de lo ocultamente siniestro de nuestro pasado más reciente...
Aquel pasado que no sólo fue oscuro; también lo fue dolorosamente frío; y cruel para con la bondad y la hermosura...
Bonjour, mes amis... Al día y a mí nos está doliendo una pena...
http://www.goear.com/listen/P.S.
Anoche, en la cama, en posición de lectura como articulada que es, estuve paseando por Lisboa el día que enterraron a Pessoa (EL AÑO DE LA MUERTE DE RICARDO REIS, de Saramago) cuando se me cerraban los ojos... Pero también me dormí con comentarios sobre el pulsómetro de la SER. Para colmo, amanezco con la guerra de Madrid: como no tenemos tradición democrática, lo que sería una fiesta de la democracia para elegir al de mayor consenso y apoyo social, se está convirtiendo en una guerra campal... Y todo porque en vez de primar el sentido social y de servicio público como elemento clave de toda organización política, se ha apoderado de la realidad de aquellas el poder por el poder, con sus rancios y mezquinos mecanismos de acceso y control de permanencia del mismo.
Me sigue doliendo una pena...
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