jueves, 23 de septiembre de 2010

EL DOLOR

La vida, a veces, demasiadas veces cuando se trata de familias numerosas, nos golpea en demasía. Y en un minuto se nos trastocan y zarandean los sentidos; son los abismos; son los desgarros; son las malas noticias, que se nos meten en las entrañas tan rápida como inesperadamente; y te dueles, y te asombras del mundo; de su incapacidad para el hombre, cuando al fin te creías cercano a él, cuando te creías reconciliado con la vida y sus asuntos; y recuerdas por los infinitos las preguntas sin respuestas, los atascos de la inocencia... Como tu primera vez para con el dolor -tan temprana y tan incapaz-, o cuando las inocencias de la nada; allí, donde no habita el daño sino la fantasía del placer y los sosiegos de unos ojos después de reírnos de nuestro propio mundo, de uno mismo y sus asuntos...
Y entonces, para entonces, entristeces como una vela y te miras como un espanto; es el dolor, ese desagradable impostor, ese miserable fantasma que nos hace sufrir hasta en el polvo que algún día, al fin, seremos...
Un beso, Polola: saldrás de estas... Como ya antes otros que también están apenados...

P.S. Felicidades, sobrino Modesto; ¡qué mal día de cumpleaños!. Felicidades también, sobrino, porque tú siempre ya serás para nosotros la vida, la fortaleza necesarias, el ejemplo; el espejo. Y tú siempre serás también la valentía, la alegría y la bondad. Todos los seres humanos son únicos: la unicidad del ser, de la que tanto hablaban filósofos y aficionados. Pero tú, sobrino Modesto, no sólo eres único, como única es tu fortaleza para con la vida; además, eres especial.
Felicidades... Tu tía saldrá de esto: sólo tendrá que mirarte...

http://www.goear.com/listen/4b07772/lamento-de-federico-alfredo-kraus

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