sábado, 18 de septiembre de 2010

SEPTIEMBRE

Amanezco tarde para el día tan hermoso que me espera; a veces, la naturaleza es así: no sabe lo que quiere; como, a veces, también a nosotros nos sucede. Yo siempre fui cargado de dudas; a veces, las más, de temores. Como este septiembre, que si ayer descargó rayos y truenos, hoy nos complace con un sol amarillo del color de los melocotones que ya antes había dorado...
Y como todos los septiembres de mi vida, recordé los años de aprendizaje... Y recordé a uno de los nuestros, a Raimon, con su guitarra y sus empujes... Hoy, que padecemos de una juventud conformista y hedonista (al menos gozan de esta virtud), he recordado a este hombre que con su guitarra nos empujaba y nos zarandeaba la conciencia, como espero que pronto despierte la adormilada -quizá por nosotros- juventud europea...
Bonjour, mes amis catalanes, mallorquines y valencianos: ¡va por ustedes este soberbio poema de Ausiàs March, y que nos canta nuestro eterno Raimon!


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