miércoles, 24 de marzo de 2010

SEMANA SANTA

Ya la tenemos encima, la Semana Santa. Y como cada año, asistiremos a ese soberbio espectáculo de sacar a las Vírgenes y a los Cristos por las calles, a los que acompañan preciosos pasodobles tocados por bandas de música que suenan a rancio, pero que en conjunción con el incienso y los azahares reventados, te invade y te eleva al gozo y a la complacencia, en una fiesta tan pagana como antigua... Yo he visto llorar, de emoción, en Sevilla, a un japonés en la Plaza del Triunfo; era un atardecer de martes santo, y lloró al ver bailando a una virgen bajo palios... El problema es que nos la siguen intentando vender como religiosa; y lo peor: con la misma estética que cuando aquel golpista Caudillo de España entraba en las Iglesias de su España bajo palios, cual virgen sevillana, malagueña o jerezana... De cierto, hoy es un negocio; con nitidez, y espectacular en muchos de sus actos. Pero le llaman tradición, los de siempre; le llaman fe, los de siempre; le llaman devoción, los de siempre... Y como siempre, nos han ganado la batalla, los de siempre...

Y así, en vez de posicionar el producto como lo que es, un negocio turístico que crea riqueza en forma de turismo, y que crea emociones hermosas y hondas, pero producto pagano al fin al cabo y precisamente por eso, por sus fuertes emociones sensuales y vitales, pues no, ahí tenemos a los nuevos "progresistas" que se olvidaron de su laicismo y que se olvidaron de aquella España nacional-católica que tanto espanto y terror les (nos) producía, como se olvidaron de su republicanismo; y así, nuestros alcaldes socialistas, con sus medallas y sus bastones de mando, subvencionan a estos rancios grupos que salen en manifestación contra el aborto, no contra la ley que lo regula, y encima salen presidiendo sus procesiones...
Y nuestros congresistas y "progresistas legisladores" siguen sin exigir transparencias en las cuentas de la Familia Real que cada año, opacamente, les transfieren los Presupuestos Generales del Estado que ellos aprueban con sus votos.

Si la izquierda, en una generación, a pasado de quemar iglesias a presidir procesiones, y ha pasado de ser republicana a no auditar las cuentas de la Familia Real española, evidentemente, algo está fallando en aquella izquierda...
Y encima, si esta misma izquierda, sube los impuestos indirectos y baja -o desaparecen- los impuestos directos..., pues, claro, el resultado es la oscuridad, el desnortamiento y el desencanto...

¿Será lo que buscan?...

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