sábado, 6 de marzo de 2010

AIRIÑOS, AIRIÑOS, AIRES

Lluvia, frío, viento... El Sur ya no es el sur. Pareciera el norte, aquel norte peregrinado en busca de sosiego, a sabiendas de lluvias, frío y viento...
Pero ni siquiera allí, cuando anduve peregrinando por sus ríos, montes y valles, y, sobre todo, por sus hermosas ciudades y sus recios mares, nuncanojamas sufrí de tanta lluvia, de tanto frío y de tanto viento...

Y así, recogido en estas estancias -donde ya no sabe uno si pertenecen al norte, o, peor, ya no sabe uno si son un nuevo castigo de los dioses para con la avaricia de los poderosos que tanto mal nos trajeron a todos-, lo cierto es que desayuné cual leonés del Bierzo, con aquellas mantequillas LORENZANA, con sal (hoy, mantequilla de culto), y me recordó aquellas también LORENZANA de la infancia en el jardín de los abuelos, donde en días como estos, el patio mojado no nos permitía cruzarlo; si acaso, espolvoreado de serrín...
Pero a través del pasadizo, si podíamos acceder al jardín, donde tras las lluvias aparecían los caracoles, y tras el sol la tierra olía a limpia, a nueva, a vida...

Pero por aquí no sale el sol, y la tierra ya no huele sino a humedad, a lluvia, a frío y a viento; y es que el mar está tan cerca que la tierra, empapada, destrozada de agua, ya parece el mar...
Y como canta Amancio Prada, leonés del Bierzo, y que también ama la Galicia que profeso, me consuelo oyéndole gritar, como lo hacía Rosalía de Castro, que los airiños, airiños, aires le lleven a ella...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios