martes, 2 de marzo de 2010

HIJO DEL CAMINO...

Dedicado a mi sobrino Miguel, que también quiere ser hijo del camino...

Cuando corren vientos proteccionistas, nacionalistas, novecentistas y xenófobos, cuando la otrora Europa alardeaba de tener como valor político el derecho de asilo -hoy difícilmente sostenible-, cuando los discursos hipernacionalistas arañan votos de las reaccionarias clases populares que temen perder lo poco que tienen, leer a Amin Maalouf reconforta sobremanera.

Y así, si ya en EL LEON AFRICANO, Juan León de Médicis nos decía en su presentación:

"No procedo de ningún país, de ninguna ciudad, de ninguna tribu. Soy hijo del camino, caravana es mi patria y mi vida la más inesperada travesía... Por mi boca oirás el árabe, el turco, el castellano, el beréber, el hebreo, el latín y el italiano vulgar, pues todas las lenguas, todas las plegarias, me pertenecen. Mas yo no pertenezco a ninguna. No soy sino de Dios y de la tierra, y a ellos retornaré un día no lejano...
...Mi sabiduría ha vivido en Roma, mi pasión en El Cairo, mi angustia en Fez, y en Granada vive aún mi inocencia".

Y si al final de su vida, Juan León de Médicis le dice a su hijo:

"Estés donde estés, querrán hurgar en tu piel y en tus plegarias. ¡Guárdate de halagar sus instintos, hijo mío, y guárdate de doblegarte a la muchedumbre! Musulmán, judío o cristiano, que te tomen como eres o que prescindan de ti. Cuando la mente de los hombres te parezca estrecha, piensa que la tierra de Dios es ancha y anchos sus manos y su corazón. No vaciles nunca en alejarte allende todos los mares, allende todas las fronteras, todas las patrias, todas las creencias".

Para terminar, Amín Maalouf, en su libro ORÍGENES, nos dice lo siguiente:

"No me gusta la palabra raíces, y menos aún me gusta la imagen. Las raíces se entierran en el suelo, se retuercen entre el barro, prosperan en las tinieblas; tienen al árbol cautivo desde que nace y lo nutren a cambio de un chantaje: -¡Si te liberas, te mueres!
...Pertenezco a una tribu que, desde siempre vive como nómada en un desierto del tamaño del mundo. Nuestros países son oasis de los que nos vamos cuando se seca el manantial; nuestras casas son tiendas vestidas de piedra; nuestras nacionalidades dependen de fechas y de barcos. Lo único que nos vincula, por encima de las generaciones, por encima de los mares, por encima de la Babel de las lenguas, es el murmullo de un apellido".

Gracias a personas como Amin Maalouf se nos hacen más llevaderos estos tiempos de hoy; tiempos de hoy, por donde corren excesivos vientos proteccionistas, nacionalistas, novecentistas y xenófobos, y muy temerosos de un incierto futuro, que sin duda siempre será mejor...

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