Como uno es de los que cambian con la vida, sobre todo a relativizar y a crecer en escepticismo, aunque siga con la misma base sólidamente radical de los mismos principios, le gustan los cambios, siempre que no sean traiciones a uno mismo a cambio de no se sabe qué, cuánto o quién...
Y como uno es como es, no le gustan nada los que no son raros; al menos, en algo...
Como tampoco le gustan los que no cambian, aunque sólo sea en reconocer que no pueden o no les dejan cambiar, con el tiempo, con la vida y/o con sus asuntos...
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