martes, 9 de marzo de 2010

LEYENDO A J. AGUSTIN GOYTISOLO: YO AMABA AQUELLA CASA

Yo también amaba aquella casa...

La casa del jardín, la casa de los mandarinos recubiertos en su base de azulejos sevillanos, azules y blancos, a modo de tablero de ajedrez...

La casa de las piletas de lavar, piletas donde nos remojábamos en verano, cada día de aquellos veranos antes del mes de agosto, mes que llegaba la Tía Luisa de Madrid y teníamos que contenernos en juegos, gritos y costumbres, y que también estaban revestidas de azulejos sevillanos; como el patio, como el comerdor, como el zaguán...

Yo amaba aquella casa, ,la casa de la fuente de la rana, la de los bancos de madera a cada lado de los mandarinos, la de las enormes palmeras, la de los aguacates que por entonces no nos gustaban, y la de la cancela que daba al Barrio, donde en sus rejas se asomaba la miseria que tanto nos ocultaban...

Yo amaba aquella casa, donde las patinetas, las bicicletas, los coches oxidados, los trompos y las bolas; y los escondites cuando llegaba Pepe Rojo a pincharnos; y donde La Rubia nos daba pan con nata de leches recién llegadas...

Yo amaba aquella casa, donde los arriates del jardín, llenos de flores, nos hablaban de una eterna primavera...

Allí, sí, donde Ayalante eran conejos, gallinas, aceites y huevos...

Yo amaba aquella casa, la del pasadizo, con la escalera de caracol donde hacía números circenses, y donde cada navidad nos montaban un enorme Belén, aquel Belén de musgos y palmeras elevados a los corchos que escalaban las paredes hasta los cielos celestes cargados de estrellas de papel de chocolate...

Sí, yo también amaba aquella casa...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios