domingo, 29 de abril de 2007

26 DE ABRIL DE 2007

12 horas…

“Ayer me llamó Ida, tras su reciente viaje familiar al Perú; me preguntó por mi estado, y viceversa… Y le dije que me conmovieron las fotos de Tiaguillo, esa indefensa criatura que vino al mundo para hacérnoslo más bello y hermoso… Y recordé unos versos de Gamoneda que también me hicieron mella. Como sabéis, es un hombre que nació y vivió en la penuria; como él mismo dijo el día de la entrega del Premio Cervantes 2006, “mis fuentes son de baja extracción”. Un hombre que a pesar de todo fue capaz de dejarnos una obra llena de belleza y apasionamiento por la vida; y que, ya en la vejez, ha volcado en su nieta toda la ternura acumulada a través de una existencia sin apenas justicia, sin apenas esperanza… Dicen así:

DESPUES DE VEINTE AÑOS

Cuando yo tenía catorce años,
Me hacían trabajar hasta muy tarde.
Cuando llegaba a casa, me cogía
La cabeza mi madre entre sus manos.

Yo era un muchacho que amaba el sol y la tierra
Y los gritos de mis camaradas en el soto
Y las hogueras en la noche
Y todas las cosas que dan salud y amistad
Y hacen crecer el corazón.

A las cinco del día, en el invierno,
Mi madre iba hasta el borde de mi cama
Y me llamaba por mi nombre
Y acariciaba mi rostro hasta despertarme.

Yo salía a la calle y aún no amanecía
Y mis ojos parecían endurecerse con el frío…


Ayer me llamó Ida y le agradecí la llamada. Y quise darle las gracias por habernos traído a Tiago, criatura que vino al mundo para decirnos que ya, afortunadamente, en cierta parte del mundo, los niños sólo tienen que dedicarse a ser felices, a crecer rodeados de ternura y a constituirse en voceros de la dignidad de las personas frente a la miseria y la podredumbre humanas”.

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