lunes, 20 de febrero de 2017

DEL AFECTO; DE LA TERNURA

Nunca he podido cambiar en esto; como tampoco en cosas más profundas... Solemos cambiar en cuanto a la relatividad de las verdades que creímos sólidas y a tener más capacidad para la comprensión de otras actitudes... Pero en lo básico de nuestra forma de ser y condición apenas cambiamos; y si lo hacemos es a peor, en tanto que ahondamos aquella nuestra forma y condición bloqueándolas para futuros cambios...
Y así, nunca he soportado que alguien a quien aprecio en demasía, profesando sin solución de continuidad afecto y ternura, tenga para conmigo el más mínimo desdén hacia cualquiera de mis cosas. A veces no son conscientes los otros, pero me basta sentir ese desdén para que aquel aprecio, aquel afecto y aquella ternura hacia aquellos, aprecio, afecto y ternura que parecían tan sólidos, empiecen a cuestionarse en mis adentros...
No, nunca he podido cambiar en esto; y no, no pido aplauso constante a fondo perdido; sólo comprensión, la misma que ofrezco siempre...
Hablo de las cosas que verdaderamente conforman el afecto y la ternura, que como todo lo humano tiene también un precio...
Y un consuelo: pronto, ya lo presiento, la primavera...

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