jueves, 9 de febrero de 2017

CORRUPCIÓN

CADA vez que sabemos de un nuevo caso de corrupción, sobre todo por su volumen y constancia en el tiempo, nos rajamos las vestiduras... Y, con razón, nos escandalizamos... Y, como a todos, a mí también me produce malestar y contrariedades... Pero, por encima de todo, me produce una profunda melancolía, la de la derrota porque no veo en la ciudadanía más que complicidad en vez de una frontal denuncia y exigencia de ejemplaridad desde los ámbitos que corresponden, más allá de los judiciales... Y me explico:
Es verdad que la corrupción política ha alcanzado en España niveles insoportables. Pero, como siempre digo, ¿acaso hay algún sector productivo o institucional de la economía y sociedad española que esté libre para tirar la primera piedra?
Se dirá que son sectores privados, que no son ámbitos públicos, y se lleva razón; pero yo me refiero a los ámbitos morales, a los personales que son los que nos hacen dignos del concepto de ciudadanos, portadores de derechos, sí, pero también de deberes, deberes sin los cuales nunca habrá derechos...
Y así, ¿se está libre para acusar a otros cuando muchas veces actuamos de manera poco decorosa para con nuestros asuntos privados? Muchos de los que se rasgan aquellas vestiduras los han votado una y mil veces. Y, como siguen vaticinando las encuestas, siguen siendo los más votados, es decir, seguirán votando a corruptos a sabiendas de que lo son...
Por tanto, ¿acaso no es culpable la ciudadanía de lo que tenemos? ¿Acaso aquellos votantes eran/son inocentes? ¿Por qué nos ponemos tan estupendos con una mano, denunciando la corrupción política, y, con la otra, votamos a los corruptos a sabiendas de que lo son como lo son muchos de aquellos que los votan en sus ámbitos privados?
Sí, es la sociedad la podrida (el derecho a la propiedad privada y su protección tan elevada quizás sean la primavera razón de esta realidad); y aquella sociedad tiene los gobernantes que se merece como consecuencia de la podredumbre moral que la corroe.
¡Asco!!!
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Y hemos sabido de muchos presuntos fraudes y corruptelas de Rato siendo ministro de Aznar, o estando en el FMI o en Bankia..
Y digo yo, ¿cuánta gente sabía lo que hacía? ¿Por qué cierto periodismo dedicaba recursos de lo que llamaba periodismo de investigación para montar mentiras sobre el 11-M, en vez de dedicar recursos a investigar los delitos de tantos delincuentes durante los gobiernos de Aznar-Rato?
¡Asco, mucho asco!!!
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Lo de Rato no tiene nombre... Aquel del que dijo Aznar que estábamos en buenas manos: ¡ya se ve en qué manos, las suyas!!!
Lo peor, siempre lo digo, no es lo que hacen estos 'presuntos' golfos; lo peor es el desahogo, el descaro, la cara dura con que cometen sus delitos...
¡Qué asco más grande!!!
¡Y cuánto daño hacen vanagloriándose de su condición e insultando, por tanto, al resto de ciudadanos a los que se les exige decencia, la que ellos no tienen!!!
Tras casi dos años de investigaciones (entraron en el domicilio y detuvieron a Rato en abril de 2015), la policía antifraude concluye que ha "cuantificado rentas no declaradas en el IRPF por importe ligeramente superior a los 14 millones de euros en los años 2004 a 2015, ambos inclusive” (EL PAÍS)
¡Asco, asco, mucho asco!!!

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