martes, 15 de mayo de 2012

MI REINO

Desde que regresé de Lisboa, desde que dejé Portugal, no me encuentro bien y voy al modo regular; ese modo que no sé cómo definirlo, pero que sólo me produce tristeza... Sí, he regresado un poco tocado de no sabría bien decir qué... Quizá me faltó tiempo; quizá me sobró ansiedad... 
O quizá no estaba preparado para el regreso...

Reconozco que cada vez me cuesta más trabajo entender este mundo; como que cada vez me siento más lejos de todo... Y esa sensación la he tenido estos días, al regresar. Y tan pronto, tan sin saciarme, tan temprano, tan rápido y urgente... 
Sí, fue cruzar la frontera, en el regreso, eso que se inventaron los hombres para ahondar en su egoísmo, y sentí un enorme vacío... Tanto que ando zombi, ido, ajeno, huraño y esquivo... 

Sí, desde el domingo no me encuentro bien; o peor: no me encuentro... Fueron muchos kilómetros para pensar; y analizando piensas; y pensando, intentas ver lo claro donde sólo habita lo oscuro; y donde el miedo a lo otro, lo que siempre noquea, paraliza, aterra: es el olvido de la memoria; es la ausencia de presente; es lo incierto de futuro que no se vislumbra siquiera en un horizonte que no existe...

Y me sentí extranjero en mi patria; quizá porque ya antes me había sentido ciudadano en otra que no es la mía. Y a vueltas con las fronteras; con los límites; con las rayas; tú, sí; aquel, no... Y vi volar grandes gaviotas en La Plaza del Comercio de Lisboa; como vi águilas sobre la Sierra de Aracena... No tienen fronteras; no disponen de patrias; y son libres volando el mundo... 
Y soñé con volar; y, entonces, me sentí extranjero en mi tierra; y recordé que me había sentido ciudadano en Lisboa, la ciudad que siempre me está esperando al amanecer... 

Y al cabo ya sólo admites un reino: sólo residiré en un mundo cercado por las fronteras del arte, las de aquellas cosas de los hombres que al producirlas los elevan y los subliman; como esta muestra del Tannhauser de Wagner, que cada vez que la oigo me siento de nuevo ciudadano del mundo; ese concepto de ciudadanía que me reconcilia con lo mejor de la condición humana...


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