MÁS REFLEXIONES...

El miedo desmoviliza; el tormento paraliza.
Y así, quietos hasta la invalidez, nos tienen presos de mentiras...
Y no hay más eficaz mentira que la que todos quieren oír para creer en aquellos que nos atormentan hasta la parálisis y la muerte en vida.
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Nunca olvido que siempre se puede volver a la oscuridad. La historia nos lo repite constantemente. Por eso, nunca entendí a los que se traicionan a sí mismos, ese fenómeno que tanto sigue abundando en ciertas capas sociales que fueron muy rojos en la transición política (la mayoría militaron en el PC o en grupos más a la izquierda) y hoy son defensores del liberalismo de la derecha política, esa de los recortes y los ajustes y que entiende la economía como algo alejado de los seres humanos y no a su servicio. Y no los entiendo porque, o bien fue una pose y no una moral, o han sido presa de la melancolía de un cierto desdén mortecino, sin saber que traicionándose ellos mismos traicionan a la humanidad que en vida quisieron cambiar: gota a gota se forma un océano.

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Tengo la sensación, últimamente, de que la vida, vivir, cumplir años, no es más que ir perdiendo, en el camino, todo aquello que formó parte de ti: músicas, paisajes, ciudades, personas, como un anuncio de nuestro propio destino final...