Hay días que no está uno para nada en ese estado apático, extraño, oscuro e incierto que nos llega sin saber cómo; como tampoco sabemos por qué llegamos a él, cuando somos los protagonistas, no sus receptores... Claro que, y esta es una enorme tragedia, tampoco sabemos cuándo saldremos de esta prisión, siendo este estado el verdaderamente conflictivo: es como vivir en una cárcel de los sentidos...
Libres somos, seremos, pero nuestros sentimientos están presos de algo que no sabemos qué es; y si desconocemos las causas de aquella prisión que nos aprisiona lo hondo, nunca podremos saber cómo salir de la cárcel oscura que nos impide sentir cuando nos encontramos apáticos, extraños, oscuros e inciertos...
Lo dicho: hay días que no está uno para nada... ¡Pero ella era tan hermosa!...
Libres somos, seremos, pero nuestros sentimientos están presos de algo que no sabemos qué es; y si desconocemos las causas de aquella prisión que nos aprisiona lo hondo, nunca podremos saber cómo salir de la cárcel oscura que nos impide sentir cuando nos encontramos apáticos, extraños, oscuros e inciertos...
Lo dicho: hay días que no está uno para nada... ¡Pero ella era tan hermosa!...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios