martes, 30 de septiembre de 2008

SIEMPRE LES HICIMOS CASO

Nos dijeron que teníamos que estudiar para poder luego ser más libres a la hora de la vida, de la madurez y de la competitividad. Y les hicimos caso... Pero apareció el malestar en la cultura, la enfermedad de la conciencia; la solidaridad con los más desfavorecidos.
Y no fuimos felices...

Nos dijeron que teníamos que trabajar, no sólo para ganarnos el sustento, sino también el futuro de los nuestros. Y les hicimos caso... Pero apareció el paro y el derecho al trabajo y se exigió el pleno empleo.
Y no fuimos felices...

Nos dijeron que había que comprarse un coche, no sólo para ir trabajar, sino para ser más libres al permitirnos movilidad. Y les hicimos caso... Pero aparecieron las ciudades imposibles, los territorios inaccesibles y las carreteras atascadas, y se empezó a reivindicar el transporte público competitivo.
Y no fuimos felices...

Nos dijeron que teníamos que comprar una casa, no sólo para vivir en ella, sino también como ahorro para el futuro. Y les hicimos caso... Pero tras pagar enormes e insufribles hipotecas nos dijeron que había burbuja inmobiliaria.
Y no fuimos felices...

Nos dijeron que teníamos que ahorrar para asegurarnos el futuro, un futuro que pronto se vio que el estado no podía garantizar. Y les hicimos caso... Pero pronto aparecieron lagunas en aquellos productos tan opacos como consentidos por los corruptos políticos que lo permitieron.
Y no fuimos felices...

Mientras tanto, instituciones como las Iglesias, los clubes de fútbol, asociaciones varias, intentaban ejercer el excelso papel de amortiguar aquellos golpes que íbamos recibiendo. Pero pronto, también, descubrimos que eran unos falsos, que estaban compinchados con aquellos y que también eran hacedores de business y chanchullos como los de aquellos que querían que estudiásemos, que querían que trabajásemos, y que querían que nos comprásemos un coche, y una casa, y... Y que nos ayudaban con créditos fácilísimos de pagar... Y que ahorrásemos, al mismo tiempo, para este futuro que hoy es ya presente: el de la inmoralidad, la corrupción y el robo de cuello blanco, consentido, permitido y repartido por aquellos que han mirado para otro lado mientras otros hacían el trabajo sucio y se llevaban los ahorros de los demás, aquellos que les hicimos en su día caso.
Y seguimos siendo infelices...

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