jueves, 4 de septiembre de 2008

EL REGRESO A "LA SELVA"

Poco a poco se acaban las vacaciones de los españoles y poco a poco van regresando a "la selva": el mundo es una selva, y la vida una permanente lucha por sobrevivir en aquella. Y los días, los asuntos, nos llevan sin mirar atrás...
Si acaso volvemos la vista, la mirada la hace sin ira: el hombre hace tiempo que dejó de tener mala conciencia y, por tanto, hace tiempo que dejó de ser rencoroso. Acaso sabe que la realidad no tiene remedio y más vale sobrevivir en ella hasta que el cuerpo aguante...
Y hay miradas, hay regresos; a cierta memoria colectiva, a determinados años de nuestras vidas.
Y hoy regresé a los niños protegidos de aquel mundo que se nos limitó para nuestro asombro y, nos dijeron, nuestra felicidad, ante tanto desencuentro emocional y afectivo. Siempre, lo sabemos, es una palabra excesiva; pero siempre los adultos actúan excesivamente al proteger a sus menores, aquellas criaturas tan indefensas como tan desamparadas para "la selva" a la que se vino a luchar. Como también -casi siempre- acaban excediéndose hasta límites cercanos al miedo a la vida, al mundo, a "la selva"...
En aquellos excesos se corre el riesgo de educar para el temor, para los terrores y para el horror... Es el pánico a la vida; el espanto hacia los hombres... Y entonces aparecen los fracasos: a mi no me educaron para "la selva"; no me prepararon para la vida... Y hemos tenido que sobrevivir en un mundo tan cruel como ajeno; tan excesivo como extraño...
Y yo siempre sufrí en la vida; con el mundo, con sus hombres, y con sus asuntos: el mundo, la vida, "la selva", siempre (ya sé que es una palabra excesiva) me fueron extraños e insufribles. Por eso siempre fui un lobo estepario, que de estación en estación se fue bajando de todos los trenes de la vida, del mundo, de "la selva"...

Poco a poco los hombres regresan a "la selva", tras unos días de placeres prohibidos, mientras yo regreso a los niños protegidos de aquel mundo que se nos limitó para nuestro asombro y, nos dijeron, nuestra felicidad...

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