Hace un tiempo, un primo al que quiero mucho me dijo que nosotros, él y yo, la familia, teníamos un problema...
El problema era que nos habían educado para no saber defendernos de la maldad del mundo... Nos protegieron tanto de las afueras, me dijo, nos educaron tan lejos de la maldad del mundo, repetía, que nunca estuvimos preparados para afrontar la verdadera crueldad de aquel...
Pronto supe que llevaba toda la razón...
Sí recuerdo que sus palabras me produjeron un profundo frío, como el de aquellos años de silencio y todos los miedos de entonces; aquel frío de aquellos inviernos inesperados y que poco a poco ya vamos sintiendo estos días...
El problema era que nos habían educado para no saber defendernos de la maldad del mundo... Nos protegieron tanto de las afueras, me dijo, nos educaron tan lejos de la maldad del mundo, repetía, que nunca estuvimos preparados para afrontar la verdadera crueldad de aquel...
Pronto supe que llevaba toda la razón...
Sí recuerdo que sus palabras me produjeron un profundo frío, como el de aquellos años de silencio y todos los miedos de entonces; aquel frío de aquellos inviernos inesperados y que poco a poco ya vamos sintiendo estos días...
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