Y aquí sigo, intentando atajar otro enfriamiento navideño y refugiado donde siempre estuve y estaré: donde la decadencia de un destino y donde una fiebre metafísica que pareciera que me hace enloquecer por momentos...
Mientras tanto, en las afueras, la fullería y la deslealtad siguen presentes en el espacio público y privado español; fullería y deslealtad que se han agudizado en los últimos tiempos con el asunto catalán...
Y así, se constata que muchas leyes que aprueban algunos parlamentos autonómicos son propuestas por sus gobiernos respectivos a sabiendas de su inconstitucionalidad, con el fin de obligar al Gobierno de España a que las recurra ante el Tribunal Constitucional, lo que les permitirá después asumir el papel demagógico de víctimas, de persecución política: el famoso victivismo, la propagada mentira de que "España no nos quiere" y que tantos réditos electorales consiguen los grupos nacionalistas de la periferia española...
Y es que ya lo decía Ortega: el problema catalán es irresoluble y sólo hay una salida: la "conllevanza"... Una conllevanza que cíclicamente se hace insostenible por la deslealtad y la fullería de muchos, nacionalistas secesionistas y nacionalistas integristas.
Mientras tanto, mañana es el último día de este aciago año; ojalá el nuevo año ponga algo de sensatez por el bien de todos; aunque yo siga peleándome con mis virus...
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¡Qué insoportable es todo fingimiento!
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La Naturaleza nos hizo egoístas para poder sobrevivir a la voluntad del Dios del Azar, el más poderoso de todos los dioses.
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Siempre, en lugares precisos, vienes a mi como un aire; y te recuerdo, de manera inevitable, como la más grande y urgente necesidad por entonces...
Y recuerdo también que me decías que tengo que olvidar el pasado...
Pero, ¿acaso somos algo más que pasado?
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