domingo, 17 de diciembre de 2017

FELICES FIESTAS

Como he señalado muchas veces, no soporto la Navidad; ni siquiera me gustaron estas fiestas cuando la infancia y los años de aprendizaje, salvo por ser un tiempo de vacaciones, lejos de los curas, y porque en casa del abuelo materno, donde vivíamos cuando la infancia, un carpintero del pueblo nos montaba el belén más hermoso del mundo, tanto que nunca jamás llegué a conocer otro igual...
Fueron días inolvidables mientras nos montaban el belén. Y se montaba en el pasadizo, aquel lugar que distribuía otros espacios de la casa desde el patio a uno de los comedores, o al hermoso jardín; y donde la escalera de caracol, aquella escalera donde mis números circenses cuando yo era un mono de circo y de feo...
Y aquel carpintero, poco a poco nos iba montando un inmenso Belén ante los ojos inquietos de aquellos niños aún secuestrados de mundo; niños que intentábamos ayudarle recogiendo del jardín los musgos y guardando el papel plata de las chocolatinas nestlé de entonces, con sus cromos y sus aventuras; aquellos musgos verdosos, vivos, tras días de lluvias y caracoles que salían a pasear por entre los bojes, las palmeras y los aguacates; y unas lluvias, las de entonces, con humedades eternas; como las de aquella España también secuestrada de mundo...
Una España fría, húmeda y en silencio de la que, al cabo, supimos que era como era, que es como es, porque nunca hizo la necesaria transición del feudalismo al capitalismo con ruptura del 'ancien regime comm'il faut', a través una revolución burguesa, proceso que sí hubo en Francia y que ya fue, para siempre, el espejo donde nos mirábamos algunos, los afrancesados y los inoportunos...
Ha pasado el tiempo, casi una vida, y sigue sin gustarme la Navidad; pero hay días, en estas fechas, en los que aún me creo estar, con mis hermanos, en aquel pasadizo de la casa de los abuelos viendo cómo aquel carpintero nos montaba el Belén más maravilloso del mundo...
Por entonces éramos inocentes del todo; aún hoy lo seguimos siendo algunos; sobre todo, por esperanzados como estamos en que alguna vez en España, en los territorios que habito y donde mi gente más cercana, triunfen de verdad aquellos principios humanistas de 'Liberté, égalité, fraternité'...
Felices Fiestas para todos, mis amigos, mi gente...


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