DOMINGO 6 DE MARZO

Hace un hermoso domingo en luz en las afueras...

Cuando vivía en Sevilla (1971-1973; 1985-2009) disfrutaba de la pereza de los domingos en luz; saltar tarde de la cama, mirar los campanarios de la ciudad, desayunar con músicas que amaba y esperar la espera...
Y al cabo me adecentaba y bajaba por la prensa; aquellos dos tres periódicos que nos duraban toda la semana, con sus revistas ad hoc...

Por entonces la prensa no sólo se podía leer sino que se tenía que leer; por entonces, el periodismo español era crítico, necesario, y de culto...
Leer a Umbral a diario; o a Haro Tecglen, a Vázquez Montalbán, etc; cuando aún todas las esperanzas y cuando aún creíamos en la independencia de los que considerábamos intelectuales...
Pero se nos fueron muriendo; y los otros, los vivos, se nos fueron marchando, poco a poco, hacia la dependencia, hacia lo otro; hacia el olvido...

Hace un hermoso domingo en luz en las afueras. Quizás me quede en casa, con el sol de la terraza, y recordando que hubo un tiempo que nos gustaba adecentarnos, bajar por la prensa reservada en el quiosco y leer a aquellos hombres y mujeres que nos despertaban los sentidos y nos hacían ciudadanos críticos y con ganas de comprender el mundo hasta sentirlo y disfrutarlo..
Hoy no hay prensa, ni periodismo, ni periodistas; sólo hay ruina en los medios, propaganda y propagandistas voceros del poder que intenta sacar de la ruina a los grupos de la prensa a cambio de lealtad y defensa; unos medios que se creyeron que de verdad eran el cuarto poder, hoy meros comparsas de los poderes económicos y/o políticos que los sustentan, reflotan y mantienen para su propaganda...

Sí, mejor quedo en casa, con Chopin, con Van Gogh, con el sol de la tarde y con mi Dry Martini leyendo a mis poetas locos...

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La envidia ante todo y todos es tan española como la vanidad de los que se creen los más brillantes que habitan las España. 

Claro que, la mezcla de envidia y vanidad es una mezcla explosiva...

¡Así nos va!