El mar de enfrente es mi otra existencia en el mundo; es una estancia, sí; pero, sobre todo, es un consuelo, un refugio, una guarida... Una forma de estar y ser...
Aquí soy más yo que nunca; con mi soledad en silencio, eso que otros llaman tristeza...
Leo a Margarit; leo a un arquitecto que no sé si pasará a la historia de la arquitectura española, pero de seguro que pasará a la historia de la literatura europea...
Y leo este espléndido y sentenciador texto:
"...Igual que el mundo de mi madurez me deparó la decepción de la libertad, su implacable tendencia a acusar las diferencias económicas entre las personas e igualar, enrasándola por el nivel inferior, la cultura, el mundo de mi vejez me está deparando la decepción de la liberación. Todas las luchas y cambios no parece que hayan de suponer mucho más que un reparto más equitativo de la tristeza y la soledad..."
Joan MARGARIT (Un mal poema ensucia el mundo. Arpa editores. Barcelona 2016)
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