Todos los años, en esta fecha del primero de octubre, creo que cuento y digo lo mismo. Para muchos cumplir años sólo es repetir la vida un tiempo más, doce meses más, pero en mi caso nunca fue así: cada día aprendí a inventarme la vida a diario. Es lo que tiene vivir solo (que no en soledad): la magia te rodea o mueres de espanto y olvido. Pero sí creo que tengo siempre la misma percepción de lo que es mi vida y de lo que ha sido mi historia...
Sí, hace ya muchos años, un día como hoy, 1 de octubre, vine al mundo. Desde entonces sigo aquí y no tengo intención alguna de dejarlo, por ahora…
No tengo recuerdos de aquel día, como nadie recién nacido puede tenerlos; pero sí sé que el día que vi el mundo, el día que comencé a mirarlo con el detenimiento de todo asombro, sentí que no me gustó lo que vi... Vi mucha tristeza, ojos apagados y mucho silencio que hablaba con claridad...
Desde entonces ya tenía el ceño fruncido y tomé partido. Y también, desde entonces, sólo intento sobrevivir en este mundo que sigue sin gustarme.
Cuesta, pero para sobrevivir qué mejor que una sonrisa, mucho sentido del humor, alguna retranca, y, sobre todo, la precisa cintura y algo de cinismo al modo coraza. Y sí, es verdad que sólo a veces sentimos que la vida es maravillosa; pero por esas pocas veces merece la pena seguir viviendo en este jodido mundo. A fin de cuentas, la vida es lo único que de verdad poseemos.
Sí, hace ya muchos años, un día como hoy, 1 de octubre, vine al mundo. Desde entonces sigo aquí y no tengo intención alguna de dejarlo, por ahora…
No tengo recuerdos de aquel día, como nadie recién nacido puede tenerlos; pero sí sé que el día que vi el mundo, el día que comencé a mirarlo con el detenimiento de todo asombro, sentí que no me gustó lo que vi... Vi mucha tristeza, ojos apagados y mucho silencio que hablaba con claridad...
Desde entonces ya tenía el ceño fruncido y tomé partido. Y también, desde entonces, sólo intento sobrevivir en este mundo que sigue sin gustarme.
Cuesta, pero para sobrevivir qué mejor que una sonrisa, mucho sentido del humor, alguna retranca, y, sobre todo, la precisa cintura y algo de cinismo al modo coraza. Y sí, es verdad que sólo a veces sentimos que la vida es maravillosa; pero por esas pocas veces merece la pena seguir viviendo en este jodido mundo. A fin de cuentas, la vida es lo único que de verdad poseemos.
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