miércoles, 28 de octubre de 2015

EN EL 33 ANIVERSARIO DE AQUEL OTRO 28 DE OCTUBRE

Dentro de menos de dos meses los españoles estamos convocados a tomar una de las decisiones más importantes de nuestra vida colectiva desde aquel 28 de octubre de 1982 y del que en estas fechas se cumplen ya 33 años. Si importantes fueron aquellas elecciones generales del año 1982, en tanto que se consolidó la democracia evitando el golpismo, se inició la construcción del estado del bienestar en España y -al fin- en 1986 éramos miembros de pleno derecho de la Comunidad Europea, las próximas elecciones del 20 de diciembre son también de vital importancia para el futuro colectivo más inmediato de los españoles. Porque aún siendo verdad que el estado-nación del pasado ya no es la respuesta a los graves problemas del mundo de hoy, para empezar a construir nuevas estructuras más potentes y más continentales debemos rehacer todo lo destruido en estos años oscuros de crisis financiera, de modelo productivo fracasado y de corrupción política generalizada y con daños perversos por la tardanza y, a veces, la impunidad de la Justicia en atajarla. Más allá de problemas territoriales en el nordeste español, asunto que se ha acrecentado como cortina de humo ante los escandalosos casos de corrupción y mal gobierno del nacionalismo catalán, coyuntura que se ha retro alimentado con la actitud del ultra nacionalismo español que necesita de aquella cortina de humo para tapar también, y del mismo modo, sus vergüenzas.
No sólo los españoles nos jugamos el futuro; también nos jugamos la gobernabilidad de nuestros asuntos dada la fragmentación política que ha traído también la crisis de los últimos años, que no sólo ha sido financiera y económica; también estamos padeciendo una grave crisis institucional y social. No hay sector, incluidos los estratégicos, no hay colectivo, no hay institución pública o privada, que no esté salpicado de temores de todo tipo, de dudas -hasta existenciales-, de agujeros financieros, de corruptelas de todo tipo, de debilidades opacas, de falta de rigor y de transparencia. Y con gobiernos con muchas dudas sobre su la honestidad de muchos de sus miembros y con la certeza clara y mayoritaria en nuestro país de que hace falta regenerar todo el entramado político, institucional, económico y social de España, empezando por la reforma de la Constitución y acabando por el ayuntamiento más pequeño que podamos poner sobre la mesa, pasando por reformas profundas de casi todas las instituciones, como los medios de comunicación (lo que han hecho con RTVE no tienen nombre), las iglesias, los sindicatos, las organizaciones empresariales, los órganos de control públicos, etc… 
Y todo ello con una enorme urgencia; la primera de ellas, acabar con este desgobierno que ha llevado a la ruina a muchas empresas que eran viables, y a alcanzar unos niveles de desempleo inimaginables hace apenas unos años. Es verdad que la crisis nos ha golpeado en exceso; pero lo que no necesitaba la economía española eran las políticas implementadas por este desgobierno del PP de Rajoy, un desgobierno que sólo ha traído desgracias a raudales, pobreza generalizada, desafecto hacia lo público y desdén para con el futuro. 
Urge pues botarlos definitivamente; sólo así se regenerarán los dirigentes de un partido necesario para la cohesión de las derechas sociales y políticas en España. Un partido necesario puesto que sin su voluntad no serán posibles las urgentes reformas que España tiene que llevar a cabo. Y la única alternativa real, capacitada para arrebatar el gobierno de España a este desgobierno del fracaso es la que representa el PSOE a través de Pedro Sánchez, su candidato a presidir el Gobierno de España los próximos cuatro años.
Por tanto, urge tomar decisiones al cuerpo electoral; ya sabemos de la posible fragmentación del voto de la izquierda; muchos salvapatrias que se han aprovechado de la crisis ya se van acercando a los niveles reales que representan; es decir, una cierta marginalidad que sólo ha conseguido agudizar la crisis de IU. Sostengo que desde la caída del Muro de Berlín no hay alternativa a la izquierda de la socialdemocracia en el mundo occidental al que pertenecemos; sólo melancolía y refugios. Esa melancolía la ocupaba IU, pero la crisis y el 11-M trajo a escena a oportunistas de salón que han querido ocupar esa melancolía y disfrazarla de lo nuevo, lo futuro, lo nunca visto; cuando sólo era todo visto ya y aquello de las guerras internas de los restos del naufragio del antiguo PCE de Anguita.
En suma, en menos de dos meses los españoles tenemos una enorme responsabilidad que tomar. Un tiempo en el que oiremos de todo y a todos; la gran mayoría nos mentirá de nuevo; y nos confundirán muchos otros. Pero ojalá la sensatez nos ayude a todos los hombres y mujeres de bien. En cualquier caso, y sean cuales sean los resultados, nos esperan años de consensos, de acuerdos, de diálogos. Y espero que de una renovada ilusión colectiva para con los asuntos públicos. Sin política sólo hay barbarie; sin democracia, sólo miseria y muerte; sin libertad, no hay vida.
Ojalá el próximo 20 de diciembre la sensatez.

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