Ayer, ya como Premio Cervantes 2012, mi admirado Caballero Bonald dijo que había escrito novelas, ensayos, memorias, etc., pero que sobre todo era y se sentía poeta...
Ya antes Borges dijo algo parecido, como que el mejor Borges era el Borges poeta...
Sostengo que para escribir bien hay que ser un buen poeta. Sin poesía no hay literatura; como sin alma no hay ser humano. Se podrá tener oficio de escribir; se podrá tener cuerpo... Pero sin ser poeta no se será nunca escritor, como tampoco ser humano lo será un cuerpo sin alma...
Gente que escribe con un enorme oficio, pero sin alma, hay muchos; y muchos han triunfado en el "negocio" de la literatura y son valorados como tal; como hay mucho cuerpo -sólo físico-químico, animal- vestido de hombre y que también ha triunfado en el negocio del poder... Pero escritores (es decir, poetas) y seres humanos (es decir, hombres con alma) que hayan triunfado en el arte, en la vida -y/o en la creación artística y en la bonhomía- no sólo son muy pocos, sino que, afortunadamente, para con algunos de ellos podemos tener cierta capacidad para disfrutarlos y para sentirlos muy cercanos a nuestra visión moral del mundo...
Ese mundo maravilloso que persigo y que siempre será, al parecer, una guía, un camino, una utopía, mientras haya una sola mala y triste vejación moral, vital o estética a mi alrededor...
Ya antes Borges dijo algo parecido, como que el mejor Borges era el Borges poeta...
Sostengo que para escribir bien hay que ser un buen poeta. Sin poesía no hay literatura; como sin alma no hay ser humano. Se podrá tener oficio de escribir; se podrá tener cuerpo... Pero sin ser poeta no se será nunca escritor, como tampoco ser humano lo será un cuerpo sin alma...
Gente que escribe con un enorme oficio, pero sin alma, hay muchos; y muchos han triunfado en el "negocio" de la literatura y son valorados como tal; como hay mucho cuerpo -sólo físico-químico, animal- vestido de hombre y que también ha triunfado en el negocio del poder... Pero escritores (es decir, poetas) y seres humanos (es decir, hombres con alma) que hayan triunfado en el arte, en la vida -y/o en la creación artística y en la bonhomía- no sólo son muy pocos, sino que, afortunadamente, para con algunos de ellos podemos tener cierta capacidad para disfrutarlos y para sentirlos muy cercanos a nuestra visión moral del mundo...
Ese mundo maravilloso que persigo y que siempre será, al parecer, una guía, un camino, una utopía, mientras haya una sola mala y triste vejación moral, vital o estética a mi alrededor...
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