viernes, 30 de noviembre de 2012

CABALLERO BONALD

JUEVES 29

La mañana trajo buenas noticias: una personal (dentro de la tiniebla, había luz) y otra ajena (o mejor, también personal, pero de otro modo: no puedo ocultar mi admiración por su literatura)
...
Hablaré de la ajena: Caballero Bonald recibe. al fin, el Premio Cervantes. Tuve la suerte de cenar con él; era el año 1983, en Sanlúcar de Barrameda. Ya antes era devoto de su literatura; pero desde aquel día lo fui inevitablemente...
Sostengo que quizás tras la generación del 27, sea esta del 50 la más elevada. Una generación que como decía el propio Caballero Bonald, lo que más les unió era el consumo excesivo de alcohol,... Y un recuerdo para sus libros de memorias, sobre todo, Tiempos de Guerras Perdidas. Memorable el capítulo dedicado a "Los acostados"...
Y para celebrar tan digno Cervantes, eamos este inmenso poema del premiado:

SUMMA VITAE

De todo lo que amé en días inconstantes
ya sólo van quedando
rastros,
marañas,
conjeturas,
pistas dudosas, vagas informaciones:
por ejemplo, la lluvia en la lucerna
de un cuarto triste de París,
la sombra rosa de los flamboyanes
engalanando a franjas las casa familiar de Camagüey,
aquellos taciturnos rastros de Babilonia
junto a los barrizales suntuosos del Éufrates,
un arcaico crepúsculo en las Islas Galápagos,
los prolijos fantasmas
de un memorable lupanar de Cádiz,
una mañana sin errores
ante la tumba de Ibn’Arabi en un suburbio de Damasco,
el cuerpo de Manuela tendido entre los juncos de Doñana,
aquel café de Bogotá
donde iba a menudo con amigos que han muerto,
la gimiente tirantez del velamen
en la bordada previa a aquel primer naufragio...

Cosas así de simples y soberbias.

Pero de todo eso
¿qué me importa
evocar, preservar después de tan volubles
comparecencias del olvido?

Nada sino una sombra
cruzándose en la noche con mi sombra.

CABALLERO BONALD






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