domingo, 30 de septiembre de 2012

ACABAR CON LA DEMOCRACIA ES MUY FÁCIL...

Acaba septiembre; acaba parte de nuestras vidas: el tiempo es aquello que vamos perdiendo hasta el final de todo... Y en ese final de lo que ya no se recuperará nunca, también está en riesgo la convivencia de todos, eso que una vez perdido es muy difícil de recuperar, eso que tan bien conocen los españoles de generaciones pasadas pero que nunca debimos olvidar como han pretendido algunos...
Y así, se está propagando la idea de que los partidos políticos son los culpables de nuestra situación política, social y económica. Y es cierto que lo son en mucha parte, pero son necesarios para la democracia: sin partidos políticos sólo habrá barbarie y dictadura; hay que rescatarlos pues, no hundirlos... Y en esa estrategia de derribo de la democracia a través del derribo de los partidos políticos y otras instituciones, como los sindicatos, se ven y encuentran las cavernas fascistas y los que se proclaman defensores del pueblo en sus sueños vanguardistas de libertadores de la nada que no se han enterado de que aquello ya fracasó antes con mucho terror de por medio. Y el caldo de cultivo para el triunfo de estos ocultos intereses es el malestar generalizado, que hace que muchos desde sus casas vean con simpatía estas movilizaciones, sin tener en cuenta las consecuencias que pueden tener...
Lo he dicho una y otra vez; lo he denunciado muchas veces: el malestar ante los ajustes de los liberales europeos que nos han traído tanta ruina, nos está llevando también a solidarizarnos con intereses ocultos que pueden poner en riesgo la democracia. Y lo que deberían hacer estos movimientos que nadie ha votado y sus líderes, a los que no conocemos por qué son líderes, es manifestarse en la calle Génova; o en la Moncloa. Nunca en el Congreso... Y en Ferraz. Y en las sedes de IU... Los partidos políticos, sí, su falta de democracia interna, sus fracasos como canales de participación y de canalización de los anhelos ciudadanos, la profesionalización de sus cuadros políticos, siempre en la pomada del poder, han llevado a esto. Y son los responsables, sí, de tanto desapego a la política; pero son necesarios; por tanto, tienen que reformarse, abrirse a la sociedad, volver a querer representar a la ciudadanía y dejar de enrocarse en sí mismos como fines en sí mismos, hasta conseguir de nuevo el apego de la ciudadanía. Y esa es su responsabilidad. Y es urgente ese cambio para salvar la convivencia; y debemos exigirles a los partidos esta necesaria y urgente transformación... Creo sinceramente que esta es la mdre del cordero. Si los partidos políticos y otras instituciones democráticas no hacen sus deberes se puede poner en riesgo la convivencia democrática de los españoles.
Y por supuesto que los ciudadanos pueden y deben manifestarse ante tanto atropello de sus derechos, los que con tanto esfuerzo se lograron en los últimos años; pero que no digan que representan a la calle toda y que lo hagan en donde corresponde; propongo la calle Génova, Ferraz, sedes de IU, sindicatos, etc...
El Parlamento es sagrado. Y cuidado, con esa estrategia se puede acabar como en Italia, donde los partidos políticos democráticos están en el olvido. Lo vengo diciendo desde hace tiempo; seré pesado, pero ese proceso está a las puertas, en una determinada esquina, y alentado por intereses muy ocultos: desprestigiar hasta el límite a la democracia y a sus instituciones es el paso previo y necesario para sus objetivos últimos: acabar con la democracia.

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