Le comentaba hace un momento a un nuevo y decente amigo, además de
enorme poeta, que ha quedado, tras el horror del fuego maldito, todo
devastado; en especial, aquellas zonas como las de mi pueblo (Coín) que
todos los que nacimos por allí mejor recuerdo conservamos: donde un
rio, unos campos verdísimos de frutales y unas pozas naturales por donde
hemos pasado los mejores años de nuestras vidas, y por donde tantas
excursiones y coqueteos para con el descubrimiento de la vida... Y en
Ojén, por donde aquella interminable carretera nos llevaba a Marbella,
en aquellas tardes con padre ya en su final y en donde vimos el mar más
hermoso de todos los mares... Y Monda, donde aquella cuesta, y La
Albuqueria, el Tajo Rayo, La Fuente... Y El Juanar, donde tantas
excursiones... ¡Terrible todo!!!
Sí, ha muerto la naturaleza más hermosa de nuestras vidas... Y eso no será fácil sobrellevarlo...
Y leo esta noticia; y siento que es posible que esté controlado (¡nos han mentido tanto! desde los poderes públicos y desde los medios, los que debían denunciar las mentiras en vez de vociferarlas, que a veces, las más de las veces, nunca les creo), pero nunca podrán controlar mi desprecio hacia tanta crueldad e incompetencia humanas...
Y en ese desprecio, hoy, gente de mi generación y de mis cosas, aquellos que ya nos somos tan jóvenes y que tuvimos la fortuna de haber conocido aquellos lugares mágicos con los que crecimos a la vida, nos volveremos a ver (estaba previsto sin fuego, pero tras él nos urge el encuentro) y reivindicaremos aquella memoria colectiva para al menos sentir que no estamos solos en este páramo de locura y maldad...
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/09/01/andalucia/1346486182_740599.html
Sí, ha muerto la naturaleza más hermosa de nuestras vidas... Y eso no será fácil sobrellevarlo...
Y leo esta noticia; y siento que es posible que esté controlado (¡nos han mentido tanto! desde los poderes públicos y desde los medios, los que debían denunciar las mentiras en vez de vociferarlas, que a veces, las más de las veces, nunca les creo), pero nunca podrán controlar mi desprecio hacia tanta crueldad e incompetencia humanas...
Y en ese desprecio, hoy, gente de mi generación y de mis cosas, aquellos que ya nos somos tan jóvenes y que tuvimos la fortuna de haber conocido aquellos lugares mágicos con los que crecimos a la vida, nos volveremos a ver (estaba previsto sin fuego, pero tras él nos urge el encuentro) y reivindicaremos aquella memoria colectiva para al menos sentir que no estamos solos en este páramo de locura y maldad...
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