Para mi sobrino Javier, que ayer ya cumplió 17 años, y ama el mar
Ya las mañanas son más tardías y el mar grisea calmo y quieto en su declive de playas abandonadas. Pronto será el otoño, cuando los recuerdos de nuestros primeros días de conocimiento del mundo, cuando los colegios, cuando los años de aprendizaje de aquel mundo; un mundo sobre el que pronto -muchos de nosotros, los de mi generación- tomó conciencia de su deterioro y de su fealdad: no nos gustó el mundo que nos vio nacer. Quizás porque estaba excesivamente distante del hombre al que aspirábamos...
Y leo a Elias Canetti:
"Quien no tome conciencia de la situación del mundo en que vivimos, difícilmente tendrá algo que decir sobre él"
Ya las mañanas son más tardías y, por fortuna, tengo cerca el mar; ya calmo, ya vestido de otoño...
Ya las mañanas son más tardías y el mar grisea calmo y quieto en su declive de playas abandonadas. Pronto será el otoño, cuando los recuerdos de nuestros primeros días de conocimiento del mundo, cuando los colegios, cuando los años de aprendizaje de aquel mundo; un mundo sobre el que pronto -muchos de nosotros, los de mi generación- tomó conciencia de su deterioro y de su fealdad: no nos gustó el mundo que nos vio nacer. Quizás porque estaba excesivamente distante del hombre al que aspirábamos...
Y leo a Elias Canetti:
"Quien no tome conciencia de la situación del mundo en que vivimos, difícilmente tendrá algo que decir sobre él"
Ya las mañanas son más tardías y, por fortuna, tengo cerca el mar; ya calmo, ya vestido de otoño...
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